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Cómo editar un libro

Ultimamente ha habido mucha gente que me pregunta cómo puede hacerle para escribir un libro. Vale, cuando digo «mucha gente» quiero decir tres o cuatro, pero sigue siendo mucha comparado con los que me preguntaban antes de publicar, que era nadie.

El problema es que yo no sé qué decir. No es que crea que la escritura se te dá o no se te dá, pero si no tienes ya una idea o una historia a la que le puedas aplicar la teoría, ¿de qué te va a servir oír de narradores omniscientes  o campos semánticos? Incluso cuando ya sabes de qué vas a escribir, puede que la técnica no te sirva de mucho.

A los que me preguntan cómo escribir, les doy las únicas respuestas que se me ocurren… primero que nada, lee. Lee mucho, mucho más de lo que escribes. Lee el género que quieres escribir y después lee de muchas otras cosas. Esa es la única manera que conozco para escribir. Pero aún más importante, persevera.

Escribir no es sólo creatividad. La Musa baja muy de vez en cuando, y no es tan buena onda como te la pintan. De hecho, la Musa se suele emocionar con las ideas más idiotas, y uno tiene que controlarla y pulir todo. ¿Piensas que escribir la parte creativa es difícil? ¡Espérate a la edición!

Y de eso venía a hablar hoy. El proceso de edición.

Érase una vez una joven que soñaba con publicar. Escribió su libro, que le quedó enorme, y se lo llevó a un editor para que lo viera.

El editor le sonrió con sabiduría y le dijo, – Bueno, hay que reescribirlo todo.

¡¿QUE QUÉ?!

Y la joven se dio a editar el manuscrito entero…

Obsérvense los muchos, muchos post-its

La primera versión. 335 páginas de Word.

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Feminismo, desconfianza y libertad

Abriré esta pieza de la misma forma en que debería de haber abierto otra: me considero feminista, con todo y las miradas raras que me ha ganado decirlo.

Rosie teh Riveter

Si no conoces esta imagen, ¿debajo de qué piedra has vivido?

Creo que muchos hoy en día piensan que el feminismo en como un equivalente al machismo; un declararse superior al otro en base al sexo. Otros piensan que es un movimiento passé, que ya no tiene sentido porque las mujeres ya tenemos igualdad.

A los primeros les diría que hay muchos tipos de feminismo, pero que en general se trata de un movimiento pro igualdad, no de “superar” o dejar atrás al otro.

A los segundos les diría que no, no tenemos igualdad absoluta. Podemos votar: ese es posiblemente el único derecho que se nos reconoce plenamente. Y la situación sin duda ha mejorado desde que empezó la lucha. Pero cuando uno lee que, en Estados Unidos, la mujer gana en promedio .78 centavos por cada dolar que gana un hombre, no puede caber duda que aún falta un poco.

(Y eso es en Estados Unidos: ¿qué se podrá decir de países menos desarrollados?)

El feminismo de segunda ola es el encargado de asuntos de igualdad laboral y en la familia, de esos molestos problemas  de desigualdad de facto, que no se mencionan pero existen sin que muchas se den cuenta de que los viven. Por eso mismo, y sin importar lo que diga la Wikipedia, sigue vivo y presente hoy en día, y no se le puede dejar descansar.

Pero hoy quiero concentrarme en un problema que corresponde a la tercera ola, un problema que la segunda ola no sólo no puede resolver sino que lo haría peor: el problema de la cultura, y para ser más exactos, la cultura en Medio Oriente.

Burka

La pregunta: ¿identidad cultural o represión?

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Día de la madre: [Inserte cursilería de su elección]

ALERTA: ESTO ESTÁ LLENO DE HIEL. ES UN POST AMARGOSO Y SARCÁSTICO. Si crees que ser madre es el punto más alto de la vida de una mujer, no leas esto.

Nuevo: Encontré una página que explica el origen de este día en México. Es como lo temía, en reacción a los intentos de liberación femenina. Échenle un ojo si les interesa.

Investigar sobre el Día de la madre fue más difícil de lo que esperaba. Esta era es una de huevonería, después de todo, y todos los artículos que encontraba era un copia–y–pega (copypasta) de Wikipedia. Todos los artículos que encontraba mencionaban básicamente lo mismo: cómo ya en la antigua Grecia se festejaba a Rea en el mes de mayo, y como la Matronalia, en Roma, estaba dedicada a Juno aunque también se les daba regalos a las madres propias.
Tiene sentido. Para lo peligroso que seguro era ser madre en esos tiempos, lo mínimo que se les podía dar es un regalo.
Y para lo irritantes que son los adolescentes de estos tiempos, también. (No lo nieguen, todos fuimos irritantes en una manera única – muchos lo siguen siendo. Todos conocemos a uno o dos adolescentes de veintiocho que nomás no crecen.)

El punto es que el mundo desborda cursilería en estas fechas. Así que considero mi deber echarle un poco de mi amargura ya tradicional…

…heredada curiosamente de mi madre, a la que le vale madres el día de la madre.

Fue ella precisamente la que me metió la curiosidad de buscar los orígenes de esta festividad: alguna vez dijo algo acerca de Michoacán y su odio por el aborto, o algo así. Así que me puse a investigar…

Sí, hay madres así.

Si Britney puede, seguro ser madre no es tan difícil...

…sólo para encontrar copypasta de Wikipedia. U homilías líricas acerca de la Virgen María.

Pero un nombre fue repetido suficiente para que me llamara la atención: Rafael Alducín, fundador del periódico “Excelsior” en 1922. Según una página que ni cito por cursi, “[Rafael Alducín] hizo una invitación un 13 de abril a toda la gente, para que propusieran un día de festejo a las madres.”

Pero resulta que mientras Alducín convocaba a esto, las mujeres en México empezaban a luchar por derechos laborales… lo que horrorizó a la muy conservadora población de México. ¿Cómo solucionar eso sin simplemente denegar lo que se pedía con mala leche?

Divinizando el lado de la mujer que es deseable, claro. Alabando a “la madre,” como esa cosa abstracta y perfecta que nos quiere y nos adora, nunca nos pegó, sus regaños eran tiernos y por nuestro propio bien. “La madre,” cuyo trabajo “nunca termina.” Pobres madres, se echan el parto y encima queremos que nos cuiden por el resto de nuestra vida. ¿Ven como nunca dejamos de ser niñotes, o adolescentes en su defecto?

Sobra decir, además, que sólo los hombres pueden alabar el embarazo de la forma en que lo hacen. Les encanta esa idea de “llevar la vida adentro,” y suspiran por la señorita embarazada, la madre joven, que parece en perfecta armonía con todo y goza de una paz interna verdaderamente envidiable.

Las madres con las que yo he hablado no opinan lo mismo, claro. Eso de hincharse como globo no les gusta, y las estrías después del parto no están padres. Además, la piel queda colgando de lo mucho que se estiró. Eso de que el niño se mueva y patee es bonito las primeras veces, después nomás duele o siente una como si tuviera gases que no puede pasar. Eso sin hablar de la descalcificación que sufre la madre (conocí a una que perdió un diente a pesar de tomar suplementos), y el desbalance hormonal que pone grasosísimo el pelo, la piel opaca, te saca granos…

¡Estoy feliz de estar embarazada! ¡Por eso me tiro en el pasto!

¿Así o más cursi?

…y no puedes tomar ningún medicamento casi, te mareas, engordas, te entra la depresión, algunas se hinchan tanto que no pueden ni levantarse y entonces entra más la depresión. No puedes comer nada picante porque te entra una gastritis tremenda, la vejiga queda tan aplastada que no puedes parar de ir al baño, y muchas desarrollan infecciones urinarias que, una vez más, no son fáciles de tratar porque no pueden tomar antibióticos.

Ni hablar de tomarse una copita, tampoco. Podrías hacer que el niño nazca con retraso mental. O fumar – nacería con muy poco peso y podría morirse.

Ni qué hablar de que en el momento que nace dejas de ser tú misma para convertirte en “mamá.” ¿Tus necesidades, gustos y deseos? Segundo plano. ¡A limpiar pañales! O a contratar una niñera inmigrante y ser una “mala madre,” de esas que todo mundo detesta y que seguro no reciben nada el 10 de mayo (ni que les importe – son malas, después de todo).

Para colmo, resulta que muchos hombres son suficientemente idiotas inmaduros para tenerle celos al bebé, y como ahora eres una “madre,” una cosa divina, perfecta y asexuada, van a buscar a una más sexuada para seguirse reproduciendo.

Uf, a todo eso agréguenle que en México, con todo lo que amamos a la Virgen María, la despediríamos de su trabajo en cuanto supiéramos que está embarazada.

“¡Pero voy a ser madre del salvador de la humanidad!”

«Sí, pero eso significa que va a ser poco funcional durante los meses de su embarazo o lactancia. Claro, si puede venir a trabajar con ocho meses de crecimiento, arreglar todas sus vacaciones y las dos semanas de permiso que le damos para el periodo de parto, podríamos considerarlo. ¡Tendrías un mes entero para cuidar de tu recién nacido! Qué generosos somos, ¿verdad?»

Sí, adoramos a las madres tanto como a las modernas femme fatales, pero seguimos mandando un mensaje muy claro: ser madre es trabajo único. Si quieres ser madre, no puedes ser oficinista ni obrera ni nada. Tal vez maestra. Depende del colegio.

Al mismo tiempo, esta el mensaje de cómo ser sólo madre es poca cosa: la mujer moderna trabaja. Dedicarse a los hijos es para perdedoras. Pero más te vale no ser una mala madre: noy hay peor cosa en esta vida. ¿Contradictorio? Un poquito.

Por eso, hoy me quedo pensando en las madres poco convencionales – parias entre las madres. Como Charlotte Perkins Williams, escritora norteamericana, que después de que casi se vuelve loca después de que la encerraran en un cuarto con el bebé recién nacido, dejó al bebe con el marido y se fue al otro lado del país a ser una mujer libre.
O Doris Lessing, premio Nobel de la escritura, que abandonó a sus hijos en África para irse a vivir a Londres. En sus palabras,

Doris Lessing

Doris Lessing, madre.

“Lo mejor y lo peor que he hecho en mi vida […] Por un largo tiempo sentí que había hecho algo muy valiente. No hay nada más aburrido para una mujer inteligente que pasar demasiado tiempo en la compañía de niños pequeños. Sentía que no era la mejor persona para criarlos. Habría terminado alcohólica ouna intelectual frustrada como mi madre.”

Eso es inteligencia: aprender de tu madre y no cometer los mismos errores. Aún si eso va en contra del muy laureado “instinto maternal,” que seguro también lo inventó algún hombre, porque las investigaciones acerca de la oxitocina indican que qué tanto queremos a los escuincles depende de la química.
Sí, eso de sacrificarse por el hijo lo hace cualquiera (según nos dicen). Pero eso de mandar al hijo muy lejos y vivir para una misma, eso necesita muchos hue… muchos ovarios, ya que somos chicas.

Finalmente, le dedico este post a mi madre, que como ya mencioné no le interesa demasiado este día. Demasiado conservador para ella, que es mujer e individuo antes que madre a secas. Sé que seguro le divertirá esto, y por lo que vale, gracias por las diez horas de parto, el desbalance hormonal y el síndrome de pared! Y gracias por la educación que me has dado, que me permite amargosear a gusto acerca de un tema que nadie quiere ni tocar.

Recomendación: La brújula dorada.

La manera en que oí por primera vez de la trología de “La materia oscura” de Phillip Pullman no fue la mejor.

Lo recuerdo perfecto: fue en el primer coloquio de literatura moderna en la UNAM. Yo participé con una ponencia relacionada a la serie de “Mundo Disco” de Terry Pratchett, acerca de la muerte de la deidad. Muy Nietzscheana, y los que hayan leído “Los doce sellos” se darán cuenta que no, no me canso de hablar de dioses muertos.

El caso viene a que el que expuso después de mí trató “La materia oscura.” Y tristemente no fue una ponencia muy buena… no puedo decir si la mía sí fue buena, pero al menos fue muy corta y entonces no aburrí demasiado a la gente. El problema de esta segunda ponencia fue precisamente que resultó demasiado larga: a los quince minutos de hablar, miré las hojas del ponente y me dí cuenta que todavía le faltaban cinco por leer. Al poco rato ya no entendía yo nada: ¿qué de osos que se ponen qué? ¿Niños con qué demonios, literalmente?

Tal vez por eso me negué por tanto tanto tiempo a leer estos libros.

Craso error.

Los tres libros de “La materia obscura” son un ejemplo perfecto de por qué la “literatura infantil” debe de ser tomada en serio. Son bellísimos, escritos de manera brillante, retoman tanto poetas como temas clásicos y son los únicos libros con los huevos para hablar de sexualidad.

¿Cómo empezar la recomendación? Podría ponerme poética, tanto me gustan.

Por lo mismo les dedicaré tres entregas, una por libro… porque si escribiera de los tres al mismo tiempo jamás terminaría. Empecemos, pues, por “The Golden Compass” (“La brújula dorada” en español).

Empecemos por esto: en un inicio, la trilogía de Pullman puede parecer de fantasía baja, esto es, que acontece todo en nuestro mundo o en uno muy semejante. Esto no es así, pero eso será explicado en las otras entregas.

Lo más diferente entre el mundo que creó Pullman y el nuestro es que todos y cada uno de nosotros está acompañado por un daimon, término griego mal traducido a “demonio” pero que se refiere a un espíritu acompañante. Para Philip Pullman este daimon es en realidad parte de nuestra alma, la mitad que nos completa: en el caso de las mujeres, pues, nuestro daimon será macho, para los hombres es hembra, siempre toma forma de un animal que representa a la persona. En el caso de los niños el daimon cambia de forma constantemente para demostrar lo volubles que son los niños, cuando crecen el daimon se asenta en una forma que demuestre el caracter del adulto.

Este mundo, ligeramente atorado en el siglo diecinueve, también está habitado por brujas y gitanos, y el mayor interés del momento es investigar el Polo Norte…

¿De qué se trata?

¿A que no está linda la imagen?

Portada del primer libro. Divina, ¿no?

“The Golden Compass” narra la historia de Lyra, una huérfana absolutamente salvaje, que vive adoptada en el colegio de Oxford. Cuando digo que es salvaje, por cierto, no quiero decir que sea malencarada o grosera (como aparece en la película), tampoco marimacha o abusiva, sino verdaderamente salvaje. Salvaje para resistir mugre y sangre, para resistir un viaje a través de todo el mundo y para comerse alegremente un riñón de ballena recién muerta. ¡Yum!

Lyra, que va por la vida metiéndose en donde no debe con su daimon Pantalaimon, termina espiándo una conferencia secreta acerca de unas partículas llamadas simplemente “Polvo”, que son lo que causan que los daimon dejen de cambiar de forma.

Eso lleva a que reciba la brújula dorada, o aletiómetro (del griego verdad), un aparato que permite al usuario encontrar la respuesta a cualquier pregunta formulada. Normalmente se necesita de literalmente toda una vida para poder usarlo a medias, pero a Lyra se le dá de forma natural.

Encima de todo, hay una profecía que marca a Lyra como la niña “que traerá el fin del destino,” lo que causa que diferentes bandos se la peleen (sin decirle por qué), principalmente dos: los que la exhortan a elegir lo que ella considere propio a sí mismo y los que la quieren hacer una Señorita.

Ese segundo bando está representado por la muy interesante Miss Coulter, que si bien nos queda claro que es Mala (trabaja para los “Gobblers,” un grupo que secuestra niños para experimentación humana) no podemos odiarla en realidad. Tiene demasiada clase, demasiada elegancia, hace lo que quiere con los políticos más poderosos del momento. Pero quiere hacer de Lyra una Señorita bien portada y propia. Esto está relacionado, claro, a que también está relacionada con una iglesia católica muy ruda y diferente; el Magisterio.

Eso es un esbozo básico, muy muy básico de la trama del primer libro. Me quedo corta, pero no quiero decir de más.

¿A qué lleva esto?

A algo muy complicado, pero increíble.

Pullman tiene una hipótesis en específico que trabaja durante los tres libros, pero que sólo resuleve en el tercero: El amor es lo que nos salva. Sólo el amor, y el amor incluye el romance, incluye la lujuria y el sexo.

Pero el mundo de Pullman, al igual que el nuestro, lo ha olvidado. El Magisterio, una especie de Inquisición, está tan obsesionado con eliminar toda heresía, y todo aquello que nos puede separar de Dios. Por lo mismo, intentan separar a los niños de sus daimons – literalmente cortarles el alma en dos con la esperanza de que así, aún si el cuerpo crece, nunca se desarrolle y nos mantengamos siempre “inocentes” como niños.

Pero Lyra, en su inocente infancia, es mentirosa, salvaje, tramposa y hasta agresiva. Lo que no significa que sea “mala” o incapaz de sentimientos más “suaves.” Gran parte de la historia gira en torno al deseo de Lyra de rescatar a Roger, su mejor amigo en los patios de Oxford, de los Gobblers. No sólo eso, sino que la joven desarrolla también una relación de respeto y afecto mútuo con Iorek Byrnison, el líder caído de los osos polares. Pero aún así resulta un contraste que la representante máxima de la niñez en este libro no es exactamente lo que la iglesia desearía.

A todo esto hay que agregarle que de una u otra manera, Philip Pullman está re-trabajando Paradise Lost (Paraíso perdido) de Milton. El título mismo de la trilogía, “La materia obscura” está relacionado a una línea del primer volumen del poema, si mal no recuerdo…

Ya revisé, es el volumen dos:

“Unless th’ Almighty Maker them ordain
His dark materials to create more Worlds”

(“A menos que el Supremo Creador ordene

Sus oscuros materiales para crear más mundos”)

Por lo mismo, el lector que deseara hacer una lectura más profunda tendría que tener conocimiento no sólo del poemota de Milton sino de todos los temas que trabaja en él… ambición contrapuesto a codicia, el amor como algo divino contrapuesto contra el amor carnal, el pecado original.

Dicen las lenguas que está mal traducido

Portada para la edición en español: nótese la originalidad de poner una escena de la película y ya.

El problema...

…es que, por lo que me cuentan, la traducción al español es realmente mala. No puedo dar una opinión propia: leí toda la trilogía en inglés, primero porque me gusta leer todo lo que puedo en el original, y segundo porque las ediciones que encontré estaban re-lindas.

Pero es triste saber que un libro tan, tan maravilloso, tenga una mala traducción. Habrá que exigir una nueva, pero ahora que ya no van a sacar películas, veo difícil que alguien se interese en pagar una traducción.

Hace dos años diría que yo la hago de a gratis por amor al arte, pero ya no. Empiezo a requerir de dinero propio =P

Por lo demás no hay ningún problema. Es un libro perfecto. El final (que obviamente no voy a contar aquí) puede ser un poco “fuerte” para los lectores más jóvenes. Es inesperado, es maravillosamente cruel… y demuestra una vez más lo ruda que puede se Lyra. Pero como mencioné en mi reseña de “Princess Bride,” creo firmemente que los niños no son los blandengues que Disney desearía que fueran. Sí, en este libro hay temas fuertes: no cabe duda. Pero son temas que los niños mismos van a enfrentar tarde o temprano, ¿por qué no introducirlos a través de un libro tan hermoso como es este?

Por lo demás puede haber la sensación de que empieza un poco lento, pero la prosa en sí es siempre ligera y digerible, puedes pasar página tras página leyendo sin ningún problema..

¿Vale la pena?

Sí, vale mucho la pena. Mucho. Léelo, ya, ahorita, ¿por qué sigues leyendo esto? Lee La brújula dorada. No encuentro razón para no hacerlo: está bien escrito, cargado de controversia, con personajes atrayentes. La traducción no puede ser tan mala como para no leerlo por eso, y el libro en sí vaale mucho mucho la pena.

Recomendadísimo para todos los que no le hayan dado una oportunidad.

Recomendación(¿?): The Princess Bride

He oído acerca de The Princess Bride toda mi vida. Al parecer ha sido publicada en español como “La princesa prometida” (España) y “La princesa y el pirata”

Portada de la edición 1987

No me parece una portada muy atractiva, la verdad...

(Venezuela) pero no sé si haya sido traída jamás a México – al menos yo no lo he visto.

Este libro, publicado en 1973 por William Goldman, fue adaptado a una película en 1987. Me sorprendió mucho ver que el autor era nada menos que el guionista Butch Cassidy and the Sundance Kid, que de hecho ganó el Óscar a mejor guión original por esa película y Stepford Wives (la versión buena, esto es, la que no incluye a Nicole Kidman). Escribió también All the President’s Men y Misery, así que ya ven… pura calidad, dentro de un tipo u otro. Esto obvio generó expectativas muy altas, más aún porque sé que ahora este libro es considerado uno de los grandes clásicos de la literatura juvenil.

Pero eso es tal vez por la película, suele pasar. Y a ciencia cierta, yo lo conocía (y creo que muchos amigos también) por la famosa frase “Hello. My name is Iñigo Montoya and you killed my father. Prepare to die!” («Me llamo Iñigo Montoya, y tú mataste a mi padre. Prepárate a morir!»)

Sí, esa frase es todo lo que yo conocía de este libro. No sé de dónde. Tal vez sea porque la repiten aproximadamente 84 veces de manera aproximada:

“La princesa prometida,” sin embargo, probó ser una lectura… rara.

¿De qué se trata?

El libro cuenta la historia de Buttercup (botoncito?), la chica más bonita del mundo cuando decide bañarse, la número veinte cuando no se arregla. Ella nació en una granja y se enamora del mozo de caballerías, Westley, que la deja para buscar su fortuna en América y después se muere.

Y antes de que griten “Spoiler!! Spoiler!!”, déjenme decirles… no lo es, y sí lo es. Lo es porque se los estoy contando… no lo es porque el mismo narrador del cuento se pasa contando de antemano todo lo que va a pasar. Sí, todo.

¿Mencionan la posibilidad de que aparezca, no sé, un león? El narrador te afirma en el instante que habrá un león.

¿Hay algún personaje que desees que muera, o que viva? ¡No hay problema! El narrador se encarga de contárte unas veinte páginas antes.

Esto es en realidad un recurso narrativo: Goldman inventó que “La princesa prometida” es en realidad un cuento escrito por un tal S. Morgenstern, un Florinense (sacado de “florín,” una de esas monedas que el Euro se comió) que en realidad quería escribir un Tristam Shandy; una parodia a las costumbres de la nobleza de la época. El resultado, obviamente, fue un libro muuuuy aburrido como Tristam Shandy (perdón!).

Así que Goldman lo abrevió y le dejó sólo lo divertido. Pero no sólo eso: como la primera vez que conoció la historia de Buttercup fue gracias a que su papá se lo leyó (una vez más, esto es ficticio) Goldman tuvo a bien dejar todos los comentarios de su papá entre la lectura.

¿A qué lleva esto?

El libro es divertido, de eso no hay duda. Tiene todo el feel de un cuento para mandar a la cama a los niños, con todo y comentarios chistosillos y acciones que un

Esta portada se ve fancy fancy

DVD de 20 años de aniversario.

adulto no pondría, pero un niño sí. Los personajes son divertidos y muy reconocibles. Los malos son malos sin caer en el estereotípo ñaca-ñaca de malo de caricaturas de los 80, los buenos son buenos babosos, manipulables y sin embaargo atractivos y entrañables.

Tanto los personajes como las situaciones son exéntricos. El gigante Fezzik, por ejemplo, capaz de pelear con ocho hombres al mismo tiempo, tiene como pasatiempo hacer rimas bobas. El espadachín español Iñigo Montoya es dado al brandy, la misma Buttercup es crédula como ella sóla y sin embargo capaz de tomar decisiones que ya quisieran muchas heroínas.

Los locales mismos son perfecos para una novela de aventuras. Entre los acantilados de la locura y el pantano de fuego no falta acción, y también hay sangre y huesos por todos lados, cosa que los niños adoran (y quien diga que no… qué despistado), además de que la narración lleva un ritmo constante y fluído, por lo que sería extraño que alguien se aburriera.

El problema...

…es que, al menos para un lector maduro (y seguro también para los chavitos) las interrupciones del “padre” del autor resultan no sólo molestas sino insultantes en ocasiones. Estas inserciones matan el suspenso, y he aquí un ejemplo inventado…

Supongamos que al principio de la novela tenemos al héroe/heroína encerrado en una cueva de osos rodeado/a por osos que se lo/la quieren comer.

Como lector de literatura infantil/juvenil, al ver que quedan aún unas 150 páginas de lectura, asumimos que el héroe/heroína no va a morirse ahí, comido por osos. Obviamente viven. Si acaso pueden perder una pierna, o una mano, o quedar feos, pero viven. Lo importante ahí es saber como le hacen para vivir.

Y aún así, es sumamente molesto cuando, frente a frente con el oso, la lectura se interrumpe para que el narrador pueda decirte, “No te preocupes, pequeño. No tengas miedo, no. Nadie se va a morir todavía, chiquito, ¿está bien? ¿Sí? ¿Prometes que no te asustas?”

NO NO ME ASUSTO. Déjame leer a mis desgraciados osos y ya. (en la novela no hay osos, pero sí te avisan que no te vayas a asustar…)

Este tipo de situaciones saturan toda la novela, y para mí, arruinaron muchos puntos. Ya sé que Buttercup no va a ser devorada viva por ratones gigantes, no es necesario que me lo digan. ¿Por qué Goldman, que sabe perfectamente que los niños no son idiotas cualquiera, que quieren sangre y violencia tanto como cualquier adulto, no puede respetar que también los niños requieren de suspenso?

¿Vale la pena?

Si estás buscando un buen libro de tipo infantil/juvenil, sí. Si nada más quieres la anécdota, bien puedes hacer como una amiga que dijo que ella hizo y saltarte todas las interrupciones del narrador. No pierdes nada de nada, te lo prometo.

Tomada del blog oficial del libro.

Viccini, Fezzik, Iñigo

Y si por alguna razón estás estudiando técnicas narrativas en literatura fantástica, esto es una minita de oro. No en cualquier lado te encuentras un libro con tres narradores y miles de elipsis narrativas…

En lo particular, este es el libro que le quiero leer a mis hijos para meterlos a dormir. Es perfecto: nombres chuscos, aventuras, Amor Verdadero, sangre, tipos malos, tipos buenos, una princesa… eso sí: las interrupciones que se hagan serán mías o de mis hijos. No de Goldman. No las veo necesarias.

Y ya que estamos en esto, la mejor línea del libro no es “My name is Iñigo Montoya and you killed my father. Prepare to die!”. La mejor línea es,

“I am the QUEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEN!!”

Bitch.

Recomendación: Hetalia

Cuando era más chavita, veía yo muchísimo ánime. Muchísimo… el tiempo pasa, proyectos más interesantes y propios se interpusieron y dejé de ver caricaturas japonesas por muchos años. Bueno, por como dos años, pero eso es mucho cuando uno se echaba dos o tres series al mes.

Cada vez que intento ver ánime de nuevo mi mayor problema es que hay demasiados y no sé por dónde empezar, la vil cantidad de series disponibles me amedrentan y no veo nada finalmente.

PePrimer volumen de Hetaliaro hay una serie que acabo de ver hace poco y que no dudo en recomendar: Hetalia: Axis Powers, basado en el web-comic original de Himaruya Hidekazu, que no me va a convencer nunca de que ese es su nombre de verdad, pero eso es para otro post.

Hetalia, adaptado a ánime en el 2008, es una serie altamente recomendable. Es chistosa, tiene buena animación, no demasiado larga (cada episodio dura unos cinco minutos) y hasta aprende uno algo de historia universal. Si estudias/estudiaste relaciones internacionales o historia no te la puedes perder, y de hecho vas a entender muuuuchos chistes que a otros se les podrían ir.

¿De qué se trata? Historia universal, sí, particularmente de la Primera y Segunda Guerra Mundial.

Todo gira alrededor de Italia, representación antropomórfica de… Italia. El nombre de la serie, Hetalia, viene de la combinación de las palabas japonesas heta (へた,下手, algunos afirman que es “hetare”, finalmente da igual), que significa “inútil”, y el nombre del país en el mismo idioma…

Heta + Itaria = Hetaria.

En español lo podríamos traducir como Inutalia, de Inútil + Italia. Junto con Italia y Japón se forma la Axis, digamos “los malos” de la Segunda Guerra Mundial.

Con sus sakura

Japón

Nótese su patata.

Alemania

Los oponentes, claro está, son Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Rusia y China. Cada país esrepresentado como todos los estereotipos de sus habitantes: Italia come pasta todo el día y se le dá conquistar chicas, Alemania es obsesivo con las reglas, Japón es tímido tímido, Estados Unidos es ruidoso y se mete en lo que no le importa, Inglaterra toma té (y ve dragones y unicornios), Francia es romántico y China no sabe hablar japonés.

¿A qué lleva esto? A mucha diversión, obviamente.

Toda la historia de Europa es narrada por medio de chibis, albures, inuendo sexual y en el caso de Estados Unidos, telenovelas y sierras eléctricas. Las batallas más famosas del mundo se resumen en chistecillos de un minuto en el que los personajes pelean con instrumentos de cocina Italia suele retirarse de la manera más cobarde posible (como se dice que hizo siempre en la Segunda Guerra…).

Tomando té, porque eso hacen los ingleses.

Inglaterra.

Con una pistola y una hamburguesa... ¿quién será?

Estados Unidos.

Los dibujos son adorables, y la dado a que la serie no salió al aire (se transmitió por internet) la animación es bastante buena. Cada capítulo suele ir dividido en dos secciones: las primera parte es de Hetalia, esto es, tratando tiempor modernos y contemporáneos, desde la Primera Guerra Mundial hasta temas actuales como el calentamiento global.

La segunda sección es llamada «Chibi-talia”, y ya que «chibi» es prefijo para «pequeño», cuenta la historia de cuando todos estos países eran… pequeños. Esto es, el medioevo: las naciones eran jóvenes y los únicos «adultos» eran el Imperio Romano, que está desaparecido, y España que aparece también como un adolescente más mayor.

Estas secciones son asquerosamente tiernas y no puedo decir más. Son tiernísimas. Se concentran en el momento en que Italia está bajo la presión del Sacro Imperio Romano Germano y es obligada a «vivir» con Prusia… como criada. Sin poder comer pasta! Es todo tan tierno que haría decir “aaaaaaaaawwwwwwwwwwwwww!!” a cualquiera. Especialmente cuando cantan! Awwwwwwww son tan tiernos!!

Awwwwwww es tan tieeeeernooooo miiiirenlooooo

Chibitalia es tan tierna!!!

El problema...

…es precisamente lo tierno que resulta todo. Bajo la mirada de Hetalia la Primera y Segunda Guerra Mundial se convierten en un montón de chistes y esculturas de spaguetti hechas de arena. Sé que muchos van a hacer cara de “Agh” a esto, pero ¿qué tan bueno es enternecer los dos mayores conflictos bélicos de la humanidad?

En la Primera Guerra Mundial murieron más de quince millones de personas. 15,000,000.

En la Segunda Guerra Mundial murieron veinte millones de soldados, sesenta millones de civiles y más de 14 millones de inocentes en campos de concentración. ¡74,ooo,ooo en total! ¡Las dos terceras partes de la población actual de México!

¿Cómo podemos hacer de eso algo lindo, algo de lo que nos reímos? En la Primera Guerra Mundial los soldados eran obligados a marchar con los pies gangrenados hasta que bombas de gas clorhídrico les quemaban los pulmones desde adentro. La Segunda Guerra es aún manual a seguir para las atrocidades más calculadas y frías en la historia.

Sí, sé que muchos están pensando algo semejante a “Bueeeeno, pero ya pasó, no hay que exagerar!” A ustedes les digo que no es exagerar, que noventa millones de muertos por armas humanas – que catorce millones de rusos quemados vivos en sus hogares, siete millones de judíos y seis de gitanos en campos de concentración no es cualquier cosa. ¿Por qué Hetalia no tiene aún un personaje para la nación de Israel, o uno judío? ¿Por qué China no le reclama a Japón por la masacre de Nanking? ¿Por qué Japón no toca el tema de la bomba atómica?

La respuesta es porque entonces no sería un ánime muy divertido. Tampoco seguría su propósito original.

Pero por todo lo que me preocupe que se aligeren temas tan terribles como son las Guerras Mundiales, Hetalia merece un aplauso por haberse atrevido, precisamente, a tocar el tema de forma satírica. Hacer eso requiere valor o un valemadrismo más bien fuerte, yo elijo pensar que es valor y deseos de un acercamiento a la Segunda Guerra Mundial no sólo desde un punto de vista cómico sino desde el punto de vista de uno de los vencidos, y eso no es cualquier cosa.

Inutalia!

Hetalia!

¿Vale la pena?

Dios sí. ¡Velo! Si quieres reirte un rato, vé Hetalia. Si sabes de política internacional, vé Hetalia. Si no tienes mucho tiempo, vé Hetalia. Si quieres aprender acerca de las muuuchas derrotas militares de Francia y reírte de mientras, vé Hetalia. Esta es una serie que vale mucho, mucho la pena, y al menos yo no puedo esperar a que salga la película a mediados de este año.

Pueden encontrar Hetalia en casi cualquier sitio que tenga ánime online, youtube, kuroneko, onemanga, etc. Se los dejo recomendadísimo.

La presentación de «Los doce sellos» en Minería

"...las aves cesaron su revoloteo y se unieron en un lento girar alrededor del bastón..."

Como unos tantos saben, el febrero pasado presenté la novela que publiqué el año pasado en la Feria del libro del Palacio de Minería. Fue una presentación muy linda:

Estuvieron presentes las dos maestras que más afectaron mi trabajo y las dos dijeron cosas tanto bonitas como muy interesantes. Si fuera posible, de hecho, me encantaría conseguir sus tesxtos y ponerlos aquí… pero creo que en el caso de la Dra. Ana María lo saacó todo de su bronco (y mágico) pecho, y no sé si lo recuerde para que me lo dicte o algo. Es probable, dada su memoria.

Sí, fue una hermosa presentación. Seguida de una fiesta de niveles épicos… oh épicos.

Pero para los que no se enteraron, no pudieron ir o simplemente les interese, he aquí el texto que leí yo para presentar a este libro, una especie de primer hijo, a los que estuvieron ahí presentes. Es un texto que me gustó mucho, y es de igual manera muy muy personal, pues habla de cuatro años de trabajo constante. Sin más, helo aquí:

Los doce sellos

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Género y masculinidad en Final Fantasy

Les juro que yo quería escribir lo que pensaba de Final Fantasy XIII, pero esto fue lo que salió. Qué se le hace.

Verán, hace unos días compré Final Fantasy XIII y llevo cinco horas de juego, excelente punto para escribir lo que siento hasta ahora… pero intentar escribir eso me llevó a pensar en el resto de los Final Fantasy, lo que me llevó a pensar en cómo los héroes se han ido haciendo cada vez más femeninos.

Ahora, no soy la más letrada en ninguno de los dos aspectos. En cuanto a Final Fantasy lo admito, no he jugado el legendario VI, dejé el V a la mitad y no me interesa jugarlos. Sacrilegio, sacrilegio, bleh.

En cuanto a género, tampoco tengo mayores estudios en el área pero algo le sé. Esto es sólo una reflexión.

El primer Final Fantasy que jugué fue FFVII, del cual no entendí nada porque no hablaba bien inglés entonces, pero algo capté de el arroyo de la vida (era fosforecente) y de que el fulano de pelo plateado que tenía problemas con su madre (una mutante, creo) y eso lo hacía gay de acuerdo al 87% del internet. De FFVIII puedo decir que lo disfruté tanto como una chica de catorce puede disfrutar una historia de amor: lo adoré. Creo que si lo jugara ahora no me gustaría tanto, pero lo recuerdo con cariño.

El último FF que terminé fue FFIX… oh Dios, eso fue hace como… diez años. Mierda, ¿llevo diez años sin terminar un Final Fantasy? ¿¿En serio?? Dios. No puedo terminar de creerlo. Mierda.

Desde que ví Final Fantasy X me pensé que parecía telenovela japo-coreana, como la entonces popular “Sonata de Invierno.” Lo empecé a jugar, pero no logró capturarme. Ningún personaje me llamó demasiado, la heroína me era muy sufrida, la chica de shorts una babosa y el fulano del copete… bueno, él y la bruja me caían bien. El héroe me parecía, por horrible que sea la palabra, afeminado, y el malo peor aún, ni qué mencionar que se llamaba “Seymour.” ¿Qué clase de nombre es ese para un villano?

Final Fantasy XII fue odiado por todo mundo sin que yo entienda por qué. No es el mejor juego de la serie, eso me queda claro, pero la mayor parte de sus personajes estaban mucho mejor desarrollados que en otros juegos, y el guión me parece más natural. Si bien la heroína también era una sufrida, al menos siempre fue una sufrida decidida a dejar de sufrir y recuperar lo que era suyo.

Cabe mencionar también que el personaje principal, Vaan, no era muy principal. Esto se debe a que el director inicial del juego, Yasumi Matsuno, había decidido hacer no a Vaan sino a Basch el personaje principal: quería un personaje maduro, fuerte. Pero por desgracia enfermó al poco tiempo de haber empezado a trabajar y tuvo que dimitir… lo que llevó al siguiente director a elegir a Vaan como personaje principal.

Y sí, muy principal, pero su papel en la trama (al menos hasta que lo dejé de jugar por extravío de PS2) es mínimo, incidental de hecho. En términos de guión Basch sigue siendo más importante, al igual que lo es Balthier, un personaje secundario… también más hombre que Vaan, con todo lo dandy que es.

El problema que tengo con Vaan no es que sea o no sea importante, es que es un hombre que se vería mejor que yo en falda, y necesito preguntarle qué rimel usa porque Wow, qué pestañas!

Este es un problema (aunque no todos lo ven así, hay que decir) cada vez más frecuente en los juegos del lejano oriente. Los hombres se afeminan más y más, llegan a metro-sexuales y salen del otro lado con el manicure recién hechecito.

¿Por qué? ¿Y por qué lo encuentran atractivo principalmente las mujeres?

Y no me digan que es “la estética japonesa.” Viví en Japón, mis conocidas japonesas prefieren hombres grandes y fuertes, mi okaasan (mami japonesa) se casó con un hombre de 1.80 con cinturón negro en karate y kenpou. ¿Por qué, entonces, el manga y los videojuegos están plagados de estos niños-niña que resultan ridículos?

No me agradan. No puedo identificarme. Ahora que juego Final Fantasy XIII me siento tentada, contra todos mi instintos de tolerancia, a gritar “¡maricón!” cada vez que Hope sale en la pantalla. ¡Se llama Hope, vamos! ¡Hasta nombre de niña tiene!

Hace no mucho leí acerca de como todo esto estaba relacionado con el fin de la Segunda Guerra Mundial y la manera en que Japón renunció a su derecho a la guerra. Necesito encontrar ese artículo y citarlo aquí, pero por lo que recuerdo el tema a tratar era la alternancia de la masculinidad en Japón: en tiempos de guerra el ideal se tornaba más macho, más hombruno: se hacía énfasis en los pechos grandes y amplios, los bigotes y las barbas, la fuerza necsaria para cargar una armadura. Véase cualquier imagen de los tiempos de Sengoku (Los Países Combatientes) alrededor del siglo quince hasta el 17.

Para contraste podemos ofrecer las pinturas del periodo Heian, en el siglo 12. No era una época sin guerras, pero sí una más apacible dentro de todo, por lo que se esperaba que el hombre fuera capaz de poseer un espacio “femenino,” sensible al mundo natural y a los sentimientos: de ahí la enoooorme cantidad de poetas que aún ahora se recuerdan.

Pasada la Segunda Guerra Mundial, el hombre guerrero de Japón ya no es útil. El gobierno mismo lo desdeña: ya no se necesita alguien de personalidad fuerte, sino hombres eficientes que hagan lo que el jefe dice, como lo dice y cuando lo dice. Mientras más problemática es la personalidad de un hombre menos oportunidad tendrá de encontrar un buen empleo como sararii-man, hombre de compañía… por lo mismo, es desdeñado por la mujer que, hasta hace veinte años, buscaba un provedor por encima de todo. El hombre entonces permite que crezca de nuevo este espacio “sensible”, sólo que ahora no es una femeinidad productiva sino amedrentada.

En contraste, las mujeres empiezan a crecer su lado “masculino,” salen de la casa, consiguen trabajos en ocasiones a nivel directivo, y ahora todo oriente enfrenta un problema: los hombres no quieren casarse con mujeres que ganan más que ellos. Ah, las contradicciones.

Estoy segura de que había más que hablar en esto: así como lo dejo, suena a que hacer personajes físicamente afeminados en la cultura popular sirve para satisfacer los egos “masculinos” de las mujeres así como para mantener calmadita a una población que solía ser de armas tomar. Pero nada es ni tan sencillo, y no me imagino que todo esto sea en realidad un complot del gobierno japonés para afeminar a sus hombres y evitar la guerra. Por otro lado, Maquiavelo propuso eso en El príncipe hace quinientos años, y siempre me pareció una buena idea.

(y pensar que pensar en los viejos Final Fantasy me llevó a papeles de género. Dios.)